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Durante el primer debate presidencial, Hillary Clinton intentó culpar de la Gran Recesión a una querida parte de la política económica conservadora –los recortes a impuestos.
"Los trucos no funcionaron", dijo Clinton refiriéndose al nombre burlón para los recortes fiscales desde la presidencia de Ronald Reagan. "Eso nos llevó al desorden en que estábamos en 2008 y 2009. Recortar los impuestos a los más ricos no ha funcionado".
Más tarde en el debate, Clinton volvió a sacar ese argumento, diciendo: "Bien, vamos a detenernos por un segundo y recordar dónde estábamos hace ocho años. Teníamos la peor crisis financiera, la Gran Recesión, la peor desde los años 30. Eso podemos atribuirlo en gran parte a las políticas fiscales que recortaron los impuestos a los ricos, fallaron en invertir en la clase media, dejaron de vigilar a Wall Street y crearon la tormenta perfecta".
Usualmente hemos escuchado a los expertos decir que la Gran Recesión derivó mayormente de cuando estalló la llamada burbuja inmobiliaria, que a su vez produjo el colapso del sector financiero. Por lo tanto nos dimos a la tarea de ver si los economistas concluyen que el argumento de Clinton hace agua.
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Primero algo de historia: El presidente George W. Bush promulgó dos recortes de impuestos, que según los críticos beneficiaron desproporcionalmente a los ricos. Son estos recortes –encima de previos recortes fiscales para contribuyentes adinerados– que juegan un papel prominente en la afirmación de Clinton en el debate.
La mayoría, aunque no todos los economistas contactados –liberales, conservadores e independientes– expresaron escepticismo sobre la relación hecha por Clinton. (Por su parte, nuestros amigos de Revisión de Hechos del Washington Post, dieron a esta afirmación Tres Pinochos de cuatro posibles, en gran parte basados en el análisis de un reporte de 663 páginas del 2011, realizado por la Comisión Investigadora de Crisis Financieras). Dicho eso, cuando contactamos a la campaña de Clinton, se mantuvieron firmes en su versión. Dos de los argumentos de la campaña resultan plausibles:
• Los reguladores de la administración Bush descuidaron a Wall Street.
• Las políticas presupuestarias y fiscales de Bush animaron el ingreso desigual, que a su vez promovió inversiones insostenibles de los ricos en casas propiedad de familias con salarios estancados e incierta habilidad para pagar los préstamos.
Encontramos un experto que totalmente avaló el análisis de Clinton –Robert S. McElvaine, un historiador del Colegio Millsaps quien ha escrito sobre la Gran Depresión y la Gran Recesión. (El grupo de Revisión de Hechos del Washington Post encontró a un par más que fueron contactados a través de la campaña).
"No son los recortes de impuestos a los ricos como tales, sino su efecto en concentrar el ingreso en la cima lo que causó la Gran Depresión" y, a cambio, la Gran Recesión, dice McElvaine. Cuando el ingreso está muy concentrado, precisa, el resto de la población no tiene lo suficiente para mantener una demanda suficiente y la economía sufre, añade.
Entonces hay por lo menos algo de apoyo en la falta de regulación de Wall Street y la desigualdad en ingresos como detonantes del entorno para la crisis financiera que desató la recesión.
Sin embargo, los economistas que consultamos expresan escepticismo –algunos bastante– sobre la afirmación de Clinton que la recesión emergió "en gran parte" debido a las políticas fiscales.
En la izquierda, Dean Baker, subdirector del liberal Centro para las Políticas e Investigación Económicas, dice que él no puede considerar que los recortes de impuestos fueron factor en causar la recesión –dice que "no puede pensar en ninguna manera de cómo causaron la recesión". De hecho, dijo, "la sabiduría convencional apunta hacia el lado opuesto –los recortes fiscales tienden a incrementar el déficit, que aumenta las tasas de interés y disminuye los precios de las casas".
En la derecha, Dan Mitchell, un economista con el libertario Cato Institute, coincide. "Hillary está diseminando tonterías", precisa. "Ninguna teoría económica asocia los recortes de impuestos –o el aumento de la carga fiscal– con el desplome de los mercados financieros".
Otros economistas que contactamos hicieron eco de estos sentimientos.
"Clinton está en tierra sólida criticando los recortes fiscales de Bush, pero culparlos de la recesión va demasiado lejos", dice Bruce Bartlett, ex ayudante de Ronald Reagan y quien algunas veces ha roto con algunas creencias ortodoxas conservadoras. "Uno puede ciertamente decir que los recortes de impuestos de Bush fallaron en generar el crecimiento económico esperado o disminuir el desempleo a un nivel significativo, también podemos decir que esos recortes no estimularon bien la economía. Pero aducir que los recortes fiscales de Bush causaron la recesión 2008-09, es demasiado".
Harvey Rosen, economista de la Universidad Princeton quien ha sido funcionario en las administraciones de Bush y su padre, dice que los recortes de impuestos parecen un culpable improbable, porque "históricamente hemos tenidos tasas relativamente bajas sin terribles recesiones". Agregó que los intereses bajos "no entrarían en mi lista de las 10 principales razones de una recesión".
En cambio, Rosen señaló a una "burbuja inmobiliaria en los Estados Unidos y Europa que fue alimentada por exceso de liquidez y mercados hipotecarios pobremente regulados". Esto se convirtió en un problema, añade, cuando las grandes instituciones financieras que tenían enormes montos de activos dependientes en los altos precios inmobiliarios, acabaron con muy poco capital para evitar su caída cuando el mercado estalló.
"Después de que un número de firmas financieras fallaron, eso causó pánico y colapsó la confianza en el sistema financiero", dijo Rosen. "Con el colapso de la confianza vino la caída de los mercados crediticios –nadie era capaz de pedir prestado– lo cual ultimadamente causó una contracción de la economía real".
Gary Burtless, economista de Brookings Institution, agregó otro factor: la sicología irracional de la burbuja inmobiliaria, tanto en compradores como prestamistas, que se sintieron seguros de perseguir contratos riesgosos ante la ausencia de regulaciones. "Para mediados de la década 2000-2010, una gran cantidad de préstamos fueron hechos por prestamistas que por prudencia no lo hubieran hecho en los 90’s o ni siquiera a principios del nuevo siglo", dice Burtless.
Esto, a cambio, llevó al "final del boom inmobiliario, un fuerte declive en los precios de las casas, incumplimiento generalizado en hipotecas, desplome de las acciones del sector y la falta de activos para recuperar las pérdidas en nueve grandes instituciones financieras –Fannie Mae, Freddie Mac, Morgan Stanley, Merrill Lynch, Goldman Sachs, Bear Stearns, Lehman Brothers, CitiCorp, y AIG", dice Lawrence White, economista de la Escuela de Negocios de la Universidad de Nueva York.
Nuestro dictamen
Clinton dijo que la Gran Recesión emergió "en gran parte a las políticas fiscales que recortaron los impuestos a los ricos, fallaron en invertir en la clase media, dejaron de vigilar a Wall Street y crearon la tormenta perfecta".
Es ampliamente aceptado que la falta de vigilancia en Wall Street jugó un papel importante y es discutible que la desigualdad en ingresos ayudó a generar las condiciones para la crisis. Pero una gran parte de los economistas con diversa ideología coinciden en que la recesión fue causada principalmente por una burbuja inmobiliaria que se convirtió en una crisis financiera y que fue causada por muchos factores más significantes que la reducción de impuestos.
Por lo tanto para Clinton decir que los recortes fiscales a los ricos "en gran parte" causaron la Gran Recesión es una exageración significante. Calificamos esta versión como Mayormente Falsa.
Our Sources
Listed in the original fact check.
Fuente de información disponible en la versión en inglés.